Así fue la segunda jornada del VIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil
Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, inauguró la segunda jornada del VIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil, en Madrid, dedicada al medio ambiente.
Durante su intervención, se refirió al vídeo proyectado sobre la profesión de ingeniero de Caminos, “una muestra de lo que supone el conocimiento aplicado al optimismo ante los tiempos que tenemos por delante. Asistimos a momentos de incertidumbre que alcanzan un alto grado de miedo y temor ante escenarios que, aunque han sido diagnosticados, parece que nos quedamos cortos ante lo que va a suceder”.
El secretario de Estado de Medio Ambiente señaló que “a lo largo del último año hemos tenido la oportunidad de constatar hasta qué punto los retos ponen a prueba las acciones que tenemos que afrontar”. En este sentido, ha manifestado que “durante el año 2018 se gastaron 40 millones de euros en la reparación de daños en costas. En 2019, 70. El coste de reparación supera al de prevención. Hemos invertido mucho en colocar a nuestras empresas a la cabeza del mundo y no podemos permitirnos el lujo de no prevenir”.
Por eso, habló de ‘ingeniería de la adaptación’. “A lo largo de las últimas décadas hemos colocado en la mentalidad de la sociedad la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático. Actualmente, no hemos acabado ese recorrido y todavía tenemos que superar algunos retos, en determinados territorios. Sin embargo, ahora, también nos enfrentamos a un reto más costoso y complejo, el de la adaptación de nuestros espacios de vida, con situaciones diferentes a las que hemos vivido hasta ahora. Se trata de llevar a cabo una adaptación cultural de la sociedad en el medio en el que habitan. Esta adaptación está empezando a aflorar donde se vive con mayor preocupación los impactos de una realidad climática que nos acompaña día a día”, comentó.
En su opinión, es necesario “instalarse en una línea de reflexión que nos indica que podemos estar desarrollando soluciones equivocadas en materia de intervención del medio. La sociedad necesita certidumbre y debemos ser capaces de construir un país habitable para nosotros y para los que nos visitan: el turismo. Hay muchos sectores que no saben cuál va a ser el camino que les espera y necesitan planificarlo con un mínimo de certidumbre”.
Por último, Hugo Morán invitó al “Colegio a pensar en que tenemos que compartir un proceso de reflexión conjunta para dar respuesta a la incertidumbre que vive la sociedad, con una vocación de transversalidad. Los tiempos de hoy no son los mismos que los de ayer. Si mantenemos esa identificación de prioridades en lo profesional y en la administración daremos una respuesta adecuada a los ciudadanos y podremos abordar el futuro con mayor seguridad”.
El vicepresidente José Polimón, por su parte, repasó los temas del Congreso y aseguró que son “los temas del futuro, ya presente, de la profesión y son el resultado del Plan Estratégico que ha elaborado el Colegio con la participación de un número importante de responsables de los diferentes sectores de la profesión y que se han venido analizando y desarrollando en múltiples jornadas, cursos y foros en el último año”.
Recordó, además, que, con motivo de la celebración de la COP25, el Colegio publicó el Manifiesto “la ingeniería ante el cambio climático” en el que se afirma que: “El cambio climático es una realidad que se manifiesta en forma de fenómenos climáticos extremos, además de producir cambios morfológicos de importancia, algunos reversibles y otros no (subida permanente del nivel del mar, desaparición de glaciares, etc.). Todo ello obliga a poner en marcha, además de las medidas de mitigación, unos procesos de adaptación que afectan a la ordenación del territorio, al urbanismo, a las obras públicas y a las infraestructuras”. Y añade que: “Los ingenieros de Caminos estamos dispuestos a desarrollar nuestra actividad de servicio público” coordinadamente con las diferentes especialidades científico-tecnológicas necesarias para afrontar con éxito las actividades de adaptación y protección ante la crisis del clima”.
El vicepresidente manifestó también que “los ingenieros de Caminos no vivimos de glorias pasadas. La sociedad actual se enfrenta a desafíos de una magnitud y complejidad extraordinarias: la mitigación del cambio climático; la protección del territorio y de la población frente a sus riesgos y efectos perniciosos; la transición de nuestro país a un modelo de desarrollo respetuoso y benefactor del medio ambiente; la lucha contra la desigualdad; la justicia social y la equidad de género”. Y concluyó que “afrontando con decisión y conocimiento todos estos retos que mueven a la sociedad de hoy, los ingenieros de Caminos seguiremos sirviendo a nuestro país, con la misma ilusión y solvencia técnica que lo hemos hecho desde hace ya más de doscientos años”.
El panel VI, sobre agua y cambio climático, arrancó de la mano de Tomás A. Sancho, director general de FYSEG, quien manifestó que “si hablamos de adaptación al cambio climático, tenemos que hablar de agua. Y si hablamos de acción, tenemos que hablar necesariamente de ingeniería”. Además, aseguró que “hace tiempo que denunciamos que no se puede seguir viviendo de lo hecho en épocas pasadas, que no podemos seguir sin tomar medidas”. Desde el Colegio y la Asociación de Ingenieros de Caminos se ha hecho una apuesta importante por la acción en el contexto de cambio climático que vivimos. Así, repasó el documento: ‘El futuro que queremos’ o la Declaración de Madrid. “Se trata de colaborar para la consecución de unos objetivos reales: reducción de gases de efecto invernadero, mejora de la resistencia al clima de las infraestructuras, logro de los desafíos de la ingeniería y alineación con los ODS, acuerdos de París y la Agenda 2030”, enumeró. “Todo esto, con una visión modernizadora y comprometida, así como con un claro protagonismo internacional, manifestado recientemente en la COP25 en Madrid”, añadió. Recordó también que el Colegio forma parte del comité de Agua del WCCE y la Asociación, del grupo de trabajo de agua de la FMOI.
Manifestó que “muchos de nuestros mensajes siguen vigentes, no son una moda: es imprescindible revisar el Plan Hidrológico Nacional; avanzar hacia sistemas integrados de agua para la resiliencia de los sistemas existentes; asegurar la financiación para seguridad hídrica y mantenimiento de infraestructuras existentes; dar prioridad a la inversiones que contribuyan a la resiliencia siempre basadas en análisis; instaurar mecanismos de CPP en saneamiento y depuración; reforzar la confederaciones hidrográficas como entidades fundamentales; ordenar planificación hidrológica y energética; incorporar medidas de cambio climático en políticas y estrategias nacionales, así como incluir el cambio climático en el diseño y explotación para la seguridad de infraestructuras críticas; pero también construir las infraestructuras que sean necesarias de las que hoy no se dispone; impulsar la investigación y el desarrollo, así como potenciar internacionalmente la Marca España en materia de agua”.
Ignacio Escuder, presidente de SPANCOLD, ejerció de moderador y se hizo eco de un documento del World Economic Forum sobre los riesgos globales de 2020, en el que se puede observar en un lugar preferente asuntos como el fallo en acción climática, pérdida de biodiversidad, fallo de infraestructuras, riesgo de abastecimiento de agua…
Íñigo Losada, representante español en el IPCC, afirmó que el cometido de los ingenieros ahora pasaba por garantizar calidad de vida, poniendo el foco en “el compromiso de nuestra profesión con las generaciones futuras”. Según sus palabras, la hoja de ruta son los ODS de NNUU: “Todos están conectados pero nuestra formación nos posibilita atender a estos objetivos”. Y añadió: “LOS ICCP tenemos el mejor conocimiento del medio natural. Nosotros gestionamos riesgos. Somos los ingenieros de la adaptación y por tanto tenemos un nicho y una obligación”.
La realidad es que en la última década los factores que marcan la emergencia climática se están acelerando y estos vienen marcados por las políticas de emisiones que se suscriben a nivel global. La gestión de la costa debe afrontar un nuevo contexto dominado por un incremento en la frecuencia e intensidad de los eventos extremos. “Esto requiere un replanteamiento profundo de cómo gestionar los riesgos y plantear estrategias para reducir los mismos”.
Manuel Menéndez, vocal asesor de la secretaría de Estado de Medio Ambiente, Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, subrayó que “el cambio climático da lugar a crecidas más frecuentes con caudales punta más elevados”. Por este motivo, como técnicos, “tenemos que replantearnos no solo la gestión, sino también la comunicación a los ciudadanos”. Abogó por que las administraciones tienen la responsabilidad de dar comunicación fehaciente, correcta, de los riesgos que puede correr. “A veces no es sencillo por las noticias falsas circulan por la red. Pero es que la información tiene que ser verídica, pero también fácil de entender”.
Mostró el ejemplo del mapa de riesgo de la AEMET y adelantó que ya se trabaja en una app de agua con datos históricos y cartográficos –disponible a finales de
2020–. “Se podrán consultar mapas de inundación, que sea sencillo y fácil verlo desde el teléfono con geolocalización”, afirmó. Asimismo, en una segunda fase (disponible a finales de 2021) se podrán consultar datos en tiempo real; y en una tercera fase (2022), se añadirán pronósticos: “Esto supone un gran desafío”. Para concluir, hizo hincapié en el lema de Congreso: “Este liderazgo tiene que ver con la comunicación que hacemos a la sociedad. Y si no somos eficaces, las fake news nos ganarán la partida”.
Federico Estrada, director del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX, presentó un estudio sobre el impacto del cambio climático en los recursos hídricos y las sequías. “Las proyecciones que se necesitan sobre la evolución del clima en el futuro son muy complejas, porque intervienen muy diversos procesos: atmosféricos, bioquímicos, hídricos… Con este escenario, se han hecho 12 proyecciones que Aemet expresaba en miles de estaciones de precipitación y temperaturas”, señaló.
“Estos modelos reproducen la evolución de la temperatura en el futuro, pero no pasa lo mismo con las precipitaciones, no se reproducen bien las previsiones. Esto provoca una incertidumbre, pero es lo mejor que tenemos. Desde el punto de vista territorial, hay una gran dispersión, debido en parte, a los cambios en escorrentía”, comentó.
Por último, manifestó que “a pesar de la incertidumbre, todo apunta a que se va producir una reducción de los recursos hídricos y aumento de la sequía. Esto no es nuevo y se agrava como consecuencia del cambio climático. Es necesario abordar medidas con decisión y los ingenieros de Caminos desempeñamos ahí un papel importante”.
Carlos Granell, secretario general de SPANCOLD, se mostró preocupado, “pero también ocupado, por la relación de las presas con los ríos y los ecosistemas fluviales”. “Con 1 200 presas, estas son las infraestructuras que tienen una mayor protección frente a inundaciones. Los ingenieros de Caminos hidráulicos llevamos 20 siglos adaptándonos al clima, por eso tenemos las garantías de seguridad que tenemos”, señaló. También se refirió a la legislación en el campo de las presas: “en 2008 se establecieron responsabilidades y se comienza a redactar las Normas Técnicas de Seguridad”.
La importancia de las presas contrasta con su estado, ya que hay que “tener en cuenta la heterogeneidad del tiempo de que tienen las presas: algunas son del siglo II y otras que se están terminando de construir. Y la evolución tecnológica ha sido tremenda en ese tiempo”.
El programa de seguridad de presas es una actividad transversal dentro de la Ingeniería de Caminos, que precisa la colaboración de Administración Pública, titulares, ingenierías y empresas de servicios de mantenimiento. “Este programa de seguridad tiene una serie de líneas maestras, entre las que destacan el personal, las normas de explotación y mantenimiento, el archivo técnico de la presa y los planes de emergencia”, señaló.
A continuación, intervino José Dolz, del Instituto Flumen UPC-CIMNE, quien puso de relieve la importancia de la sostenibilidad hasta el punto de que “el mayor fondo de inversión mundial habla de ella”. También sea referido a la misión del MIT, cuyo mensaje de bienvenida a los estudiantes de Ingeniería Civil y Medioambiental tiene como objetivo “enraizar en la ciencia y la ingeniería, pero buscamos entender el mundo. Inventar y liderar con diseños disruptivos. Nuestros estudiantes definen el futuro”.
En su intervención se felicitó por la formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y destacó el 6, el 15, el 13 y el 17. “Pero hay otros objetivos, como la lucha contra el hambre, lo que significa tener más alimentos y más agua”, comentó.
También hizo autocrítica sobre la labor de los ingenieros de Caminos. “Hasta ahora no lo hemos hecho bien. Hemos permitido que se nos catalogara como enemigos de los sistemas naturales y no hemos sido beligerantes. Nosotros tenemos una visión global y podemos hablar con profesionales de todas las disciplinas”, manifestó.
Para concluir, se refirió al cambio climático y propuso hablar de cambio global. Pero también se cuestionó si lo que sucedía era solo consecuencia del cambio climático. En su opinión, “no. En muchas ocasiones, se debe también al poco control en la ocupación del territorio. Este es el gran problema de las cuencas españolas, sobre todo de las pequeñas cuencas litorales mediterráneas.
El director de Operaciones de Suez, Rubén Ruiz, explicó la estrategia de su compañía, basada en cuatro pilares: mitigación, adaptación, modelos de economía circular y modelos responsables con el clima. “A esto cuatro pilares hay que añadir otras dos cuestiones: innovación y alianzas y sensibilización. Cuando hablamos de innovación lo hacemos en todos los sentidos y este aspecto te hace más competitivo en algunos procesos de licitación. La innovación es una palanca de transformación. Es fundamental aplicar la innovación desde todos los puntos de vista para tener éxito”, comentó.
Según sus palabras es necesario llevar a cabo un cambio de paradigma: de lineal a circular. “Se trata de alcanzar un modelo circular, a través de la generación de energía, reutilización del agua y valorización de los residuos resultantes de la depuración, generando impacto positivo sobre la sociedad y la biodiversidad”, concluyó.
Seguidamente se celebró el panel VII sobre la energía, almacenamiento y cambio climático, presidido por Baldomero Navalón, asesor del sector energético, quien apuntó los tres pilares de la transformación energética: la electrificación, la eficiencia y las energías renovables para conseguir la reducción de emisiones. La realidad es que son necesarias las inversiones en renovables y desde Bruselas, las administraciones ya están enfocadas con los temas de transición ecológica. Sobre el PNIEC, recordó que plantea una necesidad de inversión de 240 000 millones de euros para conseguir mejorar la intensidad energética un 3 % al año. “Este es un campo en el que tenemos mucho por hacer”, afirmó.
Javier Baztán, consejero de Energía, Agua y Medio Ambiente del CICCP, Generación Internacional Naturgy, fue el encargado de presentar a los ponentes y moderar el posterior debate.
Arcadio Gutiérrez, director general en ENERCLUB, puso el foco en el liderazgo de los ingenieros de Caminos en el sector, que, aunque se ha visto menguado en los últimos años, se van recuperando posiciones. Repasó el contexto energético mundial, europeo y español: los tres grandes importadores son la UE, China e India, mientras que EEUU es el primer productor de gas. Además, afirmó que la mitad del crudo en el mundo pasa solo por 6 estrechos. En nuestro país, la demanda de energía eléctrica durante este ejercicio ha sido un 1,5 % inferior a la de 2018. Las emisiones se han estabilizado en 2019, tras dos años creciendo. Ahora la cuestión es hacerlos bajar. La energía es el 70 % de esas emisiones. China es quien más emite.
En este sentido, la transición energética responde “al impulso de ciudadanos, pero también a una necesidad que viene de una necesidad económica y ética”. A esto hay que añadir un tema tecnológico: “Muchas tecnologías, que hoy no son maduras, son necesarias”. Para concluir, “estamos ante un gran reto energético, al que la tecnología contribuirá decisivamente. Pero este desafío es, además, un cambio de época, un cambio de comportamiento para todo el conjunto de la sociedad (movilidad/construcción). Nuestro objetivo es conseguir liderazgo de los ICCP en este campo, aunque considero que vamos por el buen camino”.
Álvaro Martínez, project management director de Offshore Wind de IBERDROLA, se centró en la operación y mantenimiento de los parques eólicos marinos. “Se trata de un sector poco conocido entre nuestra profesión en España, pero es un ámbito muy apasionante con perspectivas de crecimiento atractivas”. Según explicó, los parques se configuran como grandes plantas de generación, con superficies muy extensas, con las particularidades que exige el medio marino, adverso, por lo que garantizar la seguridad es fundamental. Además, el factor de capacidad de estos parques supone el doble que la de los terrestres. “El sector está en constante evolución tecnológica, con instalaciones cada vez más profundas, más lejanas de la costa y de mayor tamaño, así como con turbinas de mayor tamaño. Los principales mercados son el norte de Europa, Asia (China, Taiwán Japón) y la costa este de EE. UU. Se prevén unas inversiones en el sector de 60 000 millones de euros en los próximos años, con un crecimiento acumulado del 10 % anual.
Los objetivos de operación y mantenimiento pasan por gestionar operaciones de manera segura para los activos, el medioambiente y las personas, así como asegurar la disponibilidad y la producción, con costes de producción reducidos. Hay varios niveles de operación –similares a los terrestres–: uno local cercano a la instalación, ubicado en el puerto logístico más cercano; otro remoto, en centros de control; y un servicio de back-office donde se analiza el rendimiento de las instalaciones. Repasó los retos del sector: las operaciones marinas que hacen que los medios que se empleen sean más específicos; hay que mantener activos novedosos; trabajar con condiciones marinas y del fondo marino; se requieren capacidades especiales; soluciones logísticas y centros de operaciones muy potentes; y mantener estándares de seguridad muy altos.
Camino Cabanillas, responsable de Construcción de GPG, se ocupó del liderazgo de los ingenieros en materia de energías renovables: eólica y fotovoltaica. El objetivo es que, en 2030, el 74% de la generación eléctrica sea renovable y que el 42% del consumo proceda de esas renovables. “El futuro es renovable, y las oportunidades que se abren son innumerables”, afirmó.
En esta fase actual, la tecnología ha dado un nuevo salto y se alcanzan plataformas de 4 MW de potencia, rotores de 145 m y torres de hasta 120 m. A medida que crecen las alturas y las potencias, la optimización de las cimentaciones supone uno de los mayores desafíos del proyecto. Por otro lado, el crecimiento de la energía solar fotovoltaica en los últimos años a nivel mundial está siendo espectacular, doblando incluso al crecimiento eólico, aunque en España en términos de potencia la energía eólica aún sigue siendo protagonista (25 GW frente a 6 GW). En España hoy en día, la contribución eólica al mix renovable es prácticamente del 50 % del total frente a un 8 % de la fotovoltaica. Es una tecnología con un desarrollo muy dinámico. Cada año las plantas fotovoltaicas van aumentando su potencia a velocidades frenéticas. Ya no sorprenden proyectos de 500 MW en España o plantas de más de 1GW en el extr
“Ya hay mucho camino recorrido, pero es el momento de centrar las fuerzas en este nuevo modelo y esta transición energética donde los ingenieros de Caminos están llamados a participar, y será dando soluciones y respuestas a sus desafíos cuando se marque una vez más su liderazgo”, concluyó.
Socorro Fernández, consejera de Red Eléctrica de España, intervino sobre la integración de las renovables. “El cambio climático es uno de los mayores retos que tenemos que afrontar. Hay consenso sobre la diversidad de fenómenos naturales que antes no estaban. Sin embargo, no estamos a la altura de lo que se espera de nosotros en cuanto a mitigación y adaptación. Estamos concienciados de que hay que hacer algo, pero queremos que esto sea asegurando el crecimiento y el bienestar”, señaló.
Durante su intervención, manifestó que “en este cambio de modelo energético, el papel de sector eléctrico es fundamental. En concreto el de las renovables. Se busca que la energía final sea renovable, pero esto no va a llegar como energía final en todo el proceso. El PNIEC dice que para conseguir que el 35 % de energía final sea renovable hay que conseguir que el 70 % de la eléctrica tenga generación renovable”.
En Red Eléctrica Española, “buscamos tener un papel importante en el modelo energético para garantizar suministro y que sea sostenible. Tenemos que compatibilizar la aplicación de nuevas tecnologías con digitalización, mayor autoconsumo, asegurando el suministro de energía”. Y añadió que “tenemos que conseguir un modelo libre de emisiones, con una red robusta, inteligente y más interconectada cada vez”.
Luis Manuel Santos, chief Innovation de EDP, habló sobre el almacenamiento de energía con baterías. “Para combatir el cambio climático necesitamos generación renovable y electrificar el consumo. Pero estoy hay que casarla en espacio, mediante redes de comunicación, y también en el tiempo. Con la generación renovable tenemos que almacenar la energía eléctrica una vez que ya se ha producido”, comentó.
El representante de EDP desgranó dos proyectos puestos en marcha para el almacenamiento de energía. El primero de ellos Redox 2015, “un proyecto que tenía como objetivo la creación de proyectos en cooperación entre organismos de investigación y empresas para la realización conjunta de proyectos de I+D+i que ayuden a potenciar la actividad innovadora, movilicen la inversión privada, generen empleo y mejoren la balanza tecnológica del país”, manifestó.
El segundo es “BatteryPlat, un proyecto creado con centros tecnológicos para identificar las diferentes ramas de almacenamiento energético. Entonces, identificamos hasta 243 proyectos. Cuenta con el apoyo de más de cuarenta empresas y asociaciones del sector, universidades, centros tecnológicos, expertos y Administración pública”.
Javier Baztán, consejero de Energía, Agua y medio Ambiente del Colegio, trató el asunto de las centrales de almacenamiento de energía, en concreto las centrales de almacenamiento por bombeo. “El proyecto de hibridación eólico-hidráulico de Gaildorf, en Alemania, es un buen ejemplo de dos tecnologías físicamente integradas para suministrar energía renovable, confiable y con muy buena integración medioambiental. Alemania va a transformar en una central de almacenamiento de bombeo la antigua mina de Prosper-Haniel, de 1974, con objeto de integrar diferentes fuentes de energía renovable (solar, eólica y biomasa)”, destacó.
Según Javier Baztán, “la adecuación del sistema energético español a las exigencias del cambio climático va a precisar unas inversiones y unos cambios tecnológicos de gran envergadura en los próximos lustros. Va a ser una gran oportunidad para nuestros profesionales y para nuestras empresas, y todos deberán estar preparados para participar activamente en ese reto”.
“El almacenamiento de energía en el sistema electico español admite diversas soluciones y tecnologías, complementarias en función de sus características de capacidad, tiempo de respuesta y operatividad cíclica. A corto plazo, la solución más eficiente a gran escala es el almacenamiento hidráulico de centrales reversibles, mientras que, a menor nivel jerárquico, la tecnología con mayor potencial será la de almacenamiento electroquímico mediante sistemas de baterías y sales fundidas”, señaló.
Por último, comentó que “el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos está apoyando los esfuerzos previstos en el PNIEC y ofrece su colaboración para garantizar el cumplimiento de sus objetivos con las mejores soluciones técnicas y económicas entre toros en el ámbito del almacenamiento de energía”.
El panel VIII, sobre economía circular, arrancó con la intervención de Fernando Morcillo, presidente de AEAS, quien explicó que “la economía circular consiste en transformar una visión lineal de la economía (materiales, productos, residuos) en una visión circular: reducir, reusar, reparar, reutilizar y reciclar. Esto no es nuevo para nuestra profesión, estamos preparados históricamente para estas cuestiones”. Se refirió, además, a tres elementos a considerar: ecoconcepción o ecodiseño, concepto de ciclo de vida y responsabilidad extendida del productor (atender al ciclo de vida y al ecodiseño para asegurar que no producimos daño cuando fabricamos el producto). “El objetivo es la búsqueda de la sostenibilidad ecológica, pero también económica y social”, finalizó.
Liana Ardiles, coordinadora de Área del Gabinete del Secretario de Estado de Medio Ambiente, del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, puso el foco en el reto demográfico actual, “continuo e imparable en el tiempo”. Ante este reto, “se ha producido un aumento del ritmo de explotación de los recursos. Se genera una demanda que no seremos capaces de atender. Por tanto, tenemos que caminar y trabajar por un futuro sostenible”. La economía circular responde a dos objetivos: maximizar la eficiencia de recursos y reducir la generación de residuos. Es, por tanto, un elemento estratégico en el planteamiento de todo tipo de políticas medioambientales, económicas, sociales y energéticas; que requiere de un esfuerzo colectivo, pero también de una financiación que las respalde”.
Así, “la economía circular en una megatendencia mundial irreversible. En la visión estratégica europea a largo plazo de una economía próspera, moderna, competitiva y climáticamente neutra para 2050, la transición hacia una economía circular y una economía climáticamente neutra debería hacerse conjuntamente”. Los desafíos del momento pasan por intensificar la acción para cerrar completamente el ciclo, que la economía circular sea una de las columnas vertebrales de la estrategia industrial de la UE, así como un esfuerzo por parte del sector público pata que intensifique la contratación pública sostenible. En España, “necesitamos acción en lo vertical, trasladar políticas europeas a lo nacional, autonómico y local”. Para concluir, subrayó que “nuestro futuro será sostenible o no será. La economía circular es una oportunidad para construir una economía más responsable y sostenible. Y, junto con el cambio climático, serán los motores de la transformación socioeconómica de nuestros tiempos”. En este sentido, añadió: “Espero que nuestro colectivo está a la altura para seguir potenciando el cambio necesario”.
Carmen Sandoval, experta en políticas europeas y sostenibilidad y consejera del CICCP, se centró en la apuesta de la UE por la economía circular. Las herramientas para apoyarla son los fondos estructurales y de inversión europeos (FEDER, Fondo Social Europeo, Fondo de Cohesión, FEADER, FEMP) –150 000 millones de euros–, Horizonte 2020 –650 millones–, Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, Life+ y COSME o BEI –plataforma de apoyo financiero a la economía circular con 2 100 millones–. Así, repasó algunas de las buenas prácticas financiadas con estos fondos: estrategias de economía circular, proyectos Life, Proyectos H2020, iniciativa PRIMA, iniciativa Interreg, Conecting Europe Facilities o EDUSI. Sin embargo, recordó que “el mejor deshecho es el que no se produce”.
El futuro europeo pasa por el Pacto Verde Europeo, que “consiste en mejorar el bienestar de las personas. Conseguir que Europa sea climáticamente neutra y proteger nuestro hábitat natural redundará en beneficio de las personas, el planeta y la economía. Todo esto, sin que nadie se quede atrás”. De esta manera, la UE propone ser climáticamente neutra de aquí a 2050; proteger la vida humana, los animales y las plantas, reduciendo la contaminación; ayudar a las empresas a convertirse en líderes mundiales en productos y tecnologías limpios; así como contribuir a garantizar una transición justa e integradora.
Víctor Gómez Frías, codirector del MIEPP, explicó en qué consiste el Máster Internacional en Empresa y Políticas Públicas. “Se trata de un máster pionero en ciencias sociales para los líderes del desarrollo global en los mercados de infraestructuras”. El objetivo es que los ingenieros de Caminos tengan una incidencia más amplia en toda la cadena de valor, para que lideren y sean capaces de incidir en las necesidades sociales.
El Máster Internacional en Empresa y Políticas Públicas está organizado de manera conjunta por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la École des Ponts ParisTech; siendo el primer título que la prestigiosa entidad francesa emite fuera de Francia. Cuenta además con el apoyo de la Fundación Caminos y del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Es una titulación muy útil para la preparación de oposiciones en el sector público y fomentar los modelos de contratación en las Administraciones Públicas. Con este Máster, se refuerzan las competencias en gestión (empresarial y de proyectos) y metodología BIM, habilidades comerciales, conocimientos sobre políticas públicas (principal fuente de actividad en nuestro sector), habilidades transversales (comunicación, negociación, liderazgo, trabajo en equipo), etcétera.
Los bloques temáticos de los que se componen son: Derecho; Economía; Finanzas; Sociología, Ciencia Política y de la Administración; Habilidades Empresariales e Interpersonales; Gestión de Proyectos; Relaciones Internacionales. Además de las clases en sí, un importante pilar del Máster son las numerosas Conferencias de Liderazgo que se imparten a lo largo de todo el curso. Además, el Máster consta de tres viajes de prácticas y un gran número de visitas.
La novedad del MIEPP es que está orientado a la Alta Dirección sin ser un clásico MBA. Tras un largo periodo de reflexión, el Colegio de Ingenieros de Caminos, detectó un nicho determinado de materias para reforzar la formación de sus colegiados, que era a su vez extrapolable a profesionales de otras ramas de conocimiento.
Antonio Burgueño, director de Calidad y RSC en FCC Construcción, señaló que el cambio del modelo lineal que lleva a consumir recursos, emplearlos y desecharlos tras su uso debe cambiar por el modelo circular que permite que esos eventuales desechos se reincorporen al principio del proceso, constituyendo nuevamente recursos que aprovechar”. Concretamente, el sector de la construcción, “gran consumidor de recursos y productor de residuos”, es especialmente proclive a cerrar dicho círculo, debido al gran potencial de reutilización de sus residuos y al recorrido de optimización de sus recursos. “Para ello es necesario establecer una estrategia global, plantear un modelo como puede ser el propuesto por la Fundación Ellen MacArthur, basado en “Regenerar”, “Compartir”, “Optimizar”, “Cerrar el Círculo”, “Digitalizar” y “Reemplazar” de gran potencial en el sector de la construcción”, explicó.
“Las estrategias de economía circular, de protección de la biodiversidad, de lucha contra el cambio climático, son estrategias de supervivencia. Esto es algo claro y es algo que, afortunadamente, cada vez cala más hondo en la conciencia de nuestro entorno. La construcción tiene un papel importante que jugar en todo esto. Es una industria no particularmente o peligrosamente contaminante, pero sí masivamente consumidora de recursos y gran generadora de residuos, por más que en su mayoría sean inertes”, comentó. Y añadió que: “Es nuestra responsabilidad tomar medidas para preservar nuestro entorno, pero, y desde un punto de vista más egoísta, si se quiere, simplemente para poder seguir construyendo, creciendo, aprendiendo y desarrollándonos. Porque nuestro desarrollo no tiene por qué tener límite, pero no será como lo conocemos hoy. Nuestro crecimiento se debe alinear con el de la naturaleza y es de ella de quien debemos aprender, puesto que, ya lo sabemos, es el único camino realmente posible”.
Sara Perales, gerente de GreenBlueManagement y vocal de la Junta de Gobierno del CICCP, se centró en la economía circular dentro del ciclo urbano del agua. “En la ciudad no hay tanta circularidad como nos gustaría”. Y esto se debe a problemas como impermeabilización, desbordamientos, inundaciones urbanas, consumo energético, descargas al medio receptor o contaminación de aguas pluviales. “Es el momento de dar el paso a ciudades inteligentes del agua, empleando soluciones basadas en la naturaleza para obtener beneficios sin dañar el medio”, manifestó.
Los tres pilares para integrar el desarrollo urbano y la gestión del agua son: ciudades como cuencas de abastecimiento, ciudades que brindan servicios ecosistémicos e incrementan su habitabilidad y ciudades con comunidades e instituciones comprometidas. Las estrategias a implementar por las ciudades inteligentes del agua son la restauración de la capacidad drenante natural de las ciudades y el cierre del ciclo del agua. Así, ha mostrado las soluciones de SUDS (sistemas urbanos de drenaje sostenible) y ejemplos de desarrollos en toda España. Para concluir, afirmó que “tenemos que elevar nuestras prácticas aisladas a un modelo conceptual común adaptable”.
Finalmente, Belén Benito, directora de Operaciones del Canal de Isabel II, afirmó que pocos sectores contribuyen a la sostenibilidad como la gestión del ciclo urbano del agua. Hizo mención a depuración, aprovechamiento hidroeléctrico, biogás, secados de lodos, valorización de lodos… “Son una realidad consolidada y tenemos una magnifica oportunidad porque contamos con una abundante materia prima. Ya no debemos considerarla un residuo, sino el germen del que partan buenas prácticas en aras de la economía circular y búsqueda de sostenibilidad”, añadió. Asimismo, quiso aprovechar para comenta que “el binomio agua y energía no se puede disolver, tal y como queda patente en el ciclo urbano del agua”. Es más, “hacer sostenible este ciclo y trabajar con energías limpias es nuestra obligación”.
En la actualidad, se generan residuos cuya gestión eficiente supone la posibilidad de instaurar políticas de aprovechamiento. Hizo mención a la economía de escala y al aprovechamiento de sinergias entre las distintas actividades citadas hasta ahora. “La gestión conjunta e integral del ciclo requiere fuertes inversiones coordinadas con la planificación urbana. Para ser sostenible, se necesita partida de mantenimiento. Pero esto es posible, se puede hacer, el modelo existe y tiene éxito. Pero queda mucho por hacer. Y no cabe duda que los ingenieros de Caminos de hoy, y los del futuro, están comprometidos con la energía circular y con la sostenibilidad”.
El panel IX, con el título “El papel de la ingeniería en la gestión de los residuos y la economía circular”, contó con una primera intervención que corrió a cargo de Francisco Pan-Montojo, ingeniero de Caminos, economista y máster del IESE. En ella, señaló que “el incremento de la riqueza y hábitos de vida muy desarrollados han provocado un incremento en los residuos. En España tenemos grandes diferencias con los países líderes. Esta situación no es sostenible. Por eso, hay que aprovechar lo que existe en los residuos y tratarlos correctamente, desde el diseño del producto”.
También destacó el concepto de venta. “Hay una tendencia a desarrollar la venta de los servicios que van asociados a los productos. Esto implica innovar, aplicar las mejores técnicas y gestionar correctamente los residuos”, manifestó. Además, abogó por fomentar la participación de la sociedad, cuya implicación es fundamental para la correcta gestión de residuos. Por último, se refirió a la modificación de la Directiva Marco de Residuos, por parte de la Unión Europea y la implementación de una “sobre residuos plásticos con objetivos de recuperación y reciclaje muy altos”.
Ignacio Duque, doctor ingeniero de Caminos, máster del IE y consultor internacional de Naciones Unidas, hizo un repaso a los principales hitos de la economía circular, entre los que destacó el Programa 3P, que puso en marcha la empresa 3M en 1975, y el proyecto español 3R (Reducción, Reciclaje y Recuperación). “En 2015, la Unión Europea puso en marcha el Plan de Acción para la economía circular”, manifestó.
En su intervención, explicó que “se necesitan profesionales preparados y con visión ambiental. La obra civil tiene un enorme potencial para promover la minimización y el reciclaje debido a la cantidad de productos y materiales que maneja y al potencial de reciclado y aprovechamiento de recursos”. Según comentó “hay que trabajar en eliminar las barreras a la economía circular, en particular, las legislativas y administrativas”.
Juan José Gil, gerente del Consorcio de Aguas y Residuos de La Rioja, describió “la participación de las entidades locales en la gestión de los residuos plásticos de origen doméstico y cómo se preparan para su reciclado tanto desde la fracción resto como desde la fracción de los residuos de envases ligeros, fracciones en las que se concentra la mayor parte de este tipo de residuos”.
“Pero estos porcentajes están lejos de alcanzar las metas impuestas en la normativa europea, lo que obliga a cuestionarse muchas de las cosas que se están haciendo”, comentó. En la presentación se analizaron algunas de las barreras que se perciben desde una entidad local para “incrementar estas tasas de reciclado, tanto en los modelos de gestión implantados, como en la concepción de los productos que se ponen en el mercado o en el empleo de materiales reciclados”.
Por su parte, César Gimeno, director general del Consorcio de Residuos de Guipúzcoa, expuso el proyecto del complejo medioambiental para la gestión integral de residuos urbanos. “En la actualidad, gestionamos unas 200 000 toneladas de residuos urbanos al año. Y eso tras el cierre de todos los vertederos de residuos urbanos, durante los últimos 4 años y el altísimo coste de transporte y vertido a territorios vecinos”, comentó.
“Incluso con esta situación, la ciudadanía guipuzcoana es un ejemplo. El nivel de recogida selectiva de nuestros ciudadanos es altísimo”, señaló. Respecto al caso particular de la planta de reciclaje, manifestó que “con su puesta en funcionamiento todos los residuos urbanos serán valorizados, en un entorno internacionalizado y con un grupo de ingenieros trabajando en equipo y cooperativamente, entre distintas disciplinas”.
Estíbaliz López-Samaniego, directora de Proyectos de la Fundación Vertido Cero, basó su ponencia en la llamada ‘basura marina’. “El 80 % procede de fuentes terrestres y llega al mar a través de los ríos o de voladuras, de vertederos cerca de costas, descarga de aguas residuales, buques, plataformas… En el Mar Mediterráneo, las principales fuentes de residuos son las actividades turísticas, que representan entre el 40 y el 52 % de los objetos encontrados en las playas, y los residuos domésticos, incluyendo los residuos sanitarios, que representan el 40 % del total de objetos”, comentó.
“Estos residuos son una amenaza para el medio. Están fabricados para perdurar y eso es lo que ocurre. Al problema de la permanencia en el medio se añade la acumulación. Cada año, 8 000 toneladas. Son enormes los impactos potenciales sobre la biodiversidad, por la transferencia de sustancias tóxicas ente los diferentes niveles de red trófica, la alteración de la estructura de las comunidades bentónicas, la destrucción de hábitat y otros impactos socioeconómicos”, manifestó.
Begoña de Benito, directora de Relaciones Institucionales y empresas Adheridas de Ecoembes, comenzó señalando que el sistema de reciclado ha aumentado un 28 % en tres años. Los ciudadanos están haciendo cada vez más por el medio ambiente. De hecho, somos de los países europeos que más reciclamos”.
Sin embargo, todavía “la contaminación mata al año a 9 millones de personas, cada día desaparecen 200 especies y, además, nos encaminamos a un mundo donde en 2050, el 70 % de los habitantes vivirán en ciudades y 25 millones de personas serán migrantes climáticos. En los últimos 3 años, China ha consumido más cemento que EEUU en los últimos 100. Los retos son enormes y los plazos para conseguirlos ambiciosos. Y esa ambición sólo es abordable desde la colaboración de empresas, administraciones públicas, ciudadanos, organizaciones ambientales, institutos del conocimiento…”, comentó.
El último en intervenir fue Jesús Sesmero, gerente de Tratamiento de Residuos en la zona centro de Valoriza, quien se centró en los residuos de construcción y demolición. “La economía circular solo es un 9 % circular. El 40 % de los residuos son de demolición y de construcción, pero gran parte de ellos no se gestionan adecuadamente. El sector mueve unos 160 millones de euros y genera 10 000 puestos de trabajo”, resumió Sesmero.
Durante su exposición expuso tres casos de reciclaje: de la construcción a la construcción, sobre la innovación en servicios y de la automoción a la construcción, que consiste en “el uso de un subproducto procedente de residuo del sector de automoción para la fabricación de un producto industrial de alta tecnología que se aplica en el sector de la construcción”. Por último, explicó las diferentes fases de la circularidad en la construcción: “diseño de materiales, procesos de producción, edificios e infraestructuras teniendo en cuenta el ciclo de vida, cumplimiento de la jerarquía, los procesos de producción…”.
El último panel, centrado en el futuro de la profesión, fue presidido por Vicent Esteban, catedrático del Departamento de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes (UPV). “Los ingenieros civiles somos gestores de riesgos y proveemos servicios y soluciones. Tenemos el mandato de la sociedad (ASCE, 2010) de crear un mundo sostenible y mejorar la calidad de vida global, sirviendo de manera competente, colaborativa y ética como maestros planificadores, diseñadores, constructores y operarios del motor económico y social de la sociedad, el medio ambiente construido, como custodios del medio ambiente natural y sus recursos, como innovadores e integradores de ideas y tecnología en los sectores público, privado y académico, como gestores de los riesgos y las incertidumbres causados por acontecimientos naturales, accidentes y otras amenazas, y, en definitiva, como líderes en debates y decisiones que conforman la política pública ambiental y de infraestructuras”, explicó.
La situación presente, a diferencia de tiempo atrás, está caracterizada por los siguientes aspectos que se recogen seguidamente y que hay que considerar como punto de partida actual a fin de reformular nuestro papel como ingenieros:
– El acceso generalizado a la información y al conocimiento a través de la red, aunque, en muchos casos, sin los necesarios filtros que garanticen su veracidad.
– La velocidad de los cambios con el avance científico y del conocimiento, especialmente con la disrupción tecnológica, que hace que la caducidad del conocimiento sea cada vez más temprana.
– Los paradigmas de sostenibilidad ambiental y de la salud humana, cambio climático y transición energética, con nuevos roles, datos y modelos a tener presentes como base de nuestro quehacer profesional.
– La necesidad de cOnsiderar que, tras la formación inicial que se recibe en las escuelas, es indispensable la formación permanente.
– La globalización y la internacionalización de la actividad y, por consiguiente, además de la situación económica, la presencia de la diversidad cultural y social.
– El modelo de acreditación para el ejercicio profesional -existente en gran parte del mundo, en todo el ámbito anglosajón-, debe considerarse como el estadio final al que parece necesario transitar, superando con el tiempo la regulación actual existente en España que establece que la posesión del título universitario habilita para el ejercicio profesional.
Montserrat Zamorano, vocal de la Junta de Gobierno del CICCP, repasó las comunicaciones presentadas.
Damián Pazos, presidente del CREIC, aportó la visión de los estudiantes de Máster. “Desde hace unas décadas la Ingeniería avanza en pocos meses lo que antes tardaba en cambiar varios años. ¿Están preparadas nuestras Universidades y nuestras Escuelas para seguir este ritmo?”, afirmó. Así, señaló que uno de los problemas de Bolonia es que se ha perdido la percepción de la carrera de ingeniería de Caminos, “ya no es visible, no todo el mundo sabe lo que hacen los ingenieros de Caminos”. Las consecuencias de esto pasan por que haya menos estudiantes que eligen el grado y muchos menos que acceden al master.
Pero, ¿cómo será el futuro? “Tenemos una de las profesiones con mayor proyección y si queremos seguir siendo pioneros, hay que tener planes de estudios con buena base estructural y que ayuden a resolver los problemas actuales y no los de hace 30 años”, concluyó.
Mauricio Gómez, managing director de IDOM, centró su intervención en el futuro sobre la ingeniería de Caminos, “exportadora de servicios profesionales de muy alto valor añadido”. España exporta un 2,8 % de los servicios profesionales en todo el mundo, por valor de 130 000 millones de euros al año. “Este crecimiento ha sido posible por el avance de tecnologías”, aseguró. Sobre internacionalización, las empresas no se han salido al exterior “de manera residual”, sino de forma “estratégica y con vocación de permanencia”. Para ello, no se requieren grandes conglomerados empresariales, pero sí un nivel técnico medio-alto. Aportó algunas claves sobre el trabajo de las empresas españoles en el extranjero, el tipo de productos en los que compiten o los ámbitos de trabajo. “Tenemos que focalizar nuestro discurso y mejorar la cualificación de nuestros recursos”, comentó.
Estableció cuatro ejes de tendencia actual: digitalización e innovación –“donde nuestra profesión tiene que mejorar”; sostenibilidad –“que tenemos que vender como sinónimo de calidad”; cambio climático –“una idea de fuerza que puede movilizar a la sociedad hacia estilo de vida más sensato–; e importancia estratégica del territorio –“fundamental para la calidad de vida”–. Sobre formación, abogó por conservar el espíritu tradicional de la ingeniería; evitar el riesgo de convertir a la escuela en una facultad científica, “donde el conocimiento se justifica por sí mismo con independencia de la acción”; evaluar al profesorado por su trayectoria profesional; mantener la exigencia de la docencia hacia el alumno; así como “favorecer el contacto de los alumnos con los profesionales de la ingeniería y con las empresas”.
Carmen Motellón, consejera de SAREB, situó el contexto actual como “tiempos inciertos, cambiantes a una velocidad desconocida, pero de vuelta a lo esencial. Las restricciones de contorno y las hipótesis de partida han cambiado para toda la sociedad y, por tanto, también para nuestra profesión. Tenemos una gran labor por delante como colectivo”. Analizó, en su intervención, las conclusiones del Foro Económico Mundial de Davos, en su 50 aniversario, donde se definieron las directrices de los que ya se conoce como el capitalismo de los stakeholders. “Se reconoce a las empresas como organismos sociales, entes con fines de lucro”, afirmó. “El liderazgo que la sociedad demanda encaja con muchas de nuestras capacidades. La sociedad siempre nos ha tenido como proveedores de servicios esenciales, pero también destacando su labor de transformación del entrono de manera sostenible y generando un espacio más habitable. Pero, además, se incorporan nuevas skills que deberemos adquirir o reforzar”, explicó.
En Davos, la máxima “No hay planeta B” ha centrado todo el debate y las líneas de actuación. Pero también en el Foro se habló del “enorme potencial de la aplicación extensiva de tecnologías como las redes 5G, la inteligencia artificial, la automatización o la computación cuántica; así como del deber de abordarlos desde la solución de los problemas éticos que plantea la hiperconexión”. Como profesión, “debemos colaborar en la definición de las capacidades que necesitarán aquellos que ahora nos acompañan en equipos multidisciplinares, sin dejar a nadie atrás y colaborando en este proceso de magnitud planetaria”. Otros retos de Davos son la salud humana, la geopolítica o una economía circular que propicie una mayor justicia económica. “Es un momento clave para definir nuestro papel y aportar a la sociedad lo que nos demanda con generosidad –para aportar todo lo que tenemos– y valentía –para redefinir las capacidades a mejorar–”, manifestó. “No sobreviven los más fuertes, si no los que tienen más capacidad de adaptación”.
Juan Rodado, director técnico de Ingeniería del Grupo Puentes, desgranó los retos de la formación del ingeniero del futuro: “Cuando queremos cambiar un sector, la formación es clave”. Habló de docentes y alumnos, cuyos perfiles están cambiando. Se refirió también a los planes de estudios y a las adaptaciones que han sufrido a lo largo de los años: “Lo ideal es el equilibrio entre la ingeniería clásica y las nuevas tecnologías”. Señaló la importancia de la colaboración entre la universidad y las empresas, así como del intercambio cultural. “El objetivo es preparar a los alumnos para los retos del futuro: con un equilibrio entre los conocimientos más generales y otros de especialización, manteniendo la capacidad de análisis y adaptación”, añadió. En materia de internacionalización, “es necesario el conocimiento de normativa y usos en otros países”. Para concluir, estableció que los retos de futuro pasan por “la movilidad, la adaptación al cambio y el binomio innovación y tecnología”.
Ángel García Vidal, delegado provincial de Málaga del CICCP, explicó los pormenores del rescate de Totalán. “Esta implicación y visibilidad de nuestro Colegio en estos acontecimientos probablemente haya sido inédita internacionalmente y demuestra que el Colegio no solo está al servicio de los colegiados, sino que está al servicio de la sociedad, y que nuestra vocación de servicio público forma parte de nuestro ADN”, afirmó. “Lo que allí realizamos fue una obra de Ingeniería Civil Humanitaria para rescatar a un niño que se encontraba en el interior de una montaña”.
Asimismo, comentó que “la puesta en valor del concepto de Ingeniería Civil Humanitaria puede ayudar a cambiar la percepción general de la ingeniería civil ante la sociedad y, por otra parte, deber servir para establecer un nuevo paradigma de nuestra profesión hacia un compromiso irrenunciable de ayudar a crear un mundo más justo y solidario a través de nuestras infraestructuras”. Finalmente, apuntó a la comunicación como una de las asignaturas pendientes de la profesión: “Lo que no se comunica, no existe”.
Para cerrar el panel, Vicent Esteban Chapapría destacó 3 adjetivos que definen el momento actual de los profesionales: “Confianza, conciencia y decisión para seguir adoptando las soluciones necesarias”.
Para clausurar el VIII Congreso Nacional de Ingeniería Civil, José Polimón señaló que se han cumplido los objetivos establecidos y que en el desarrollo del Congreso se pudo observar que “hay mucho trabajo para los ingenieros de Caminos en sectores como la digitalización, el cambio climático, la economía circular o la movilidad. No son temas teóricos, es el presente”. Y puso el foco en la capacidad de adaptación y reorientación de la profesión hacia ámbitos distintos de desarrollo profesional”.