Fallece Joaquín Juan Dalac, ingeniero de caminos que promovió el crecimiento y expansión de los puertos de Barcelona, Tarragona, Gijón y Avilés.
Brilló profesionalmente, es cierto. Todo lo aprendió del mundo portuario y con creces lo devolvió a la sociedad con numerosas obras, iniciativas y logros en un período de 38 años dedicado íntegramente a los puertos en España.
Ampliaciones de diques y muelles, aumento de calados, nuevas terminales, recuperación de patrimonio histórico, crecimiento de los tráficos marítimos, operaciones ejemplares de integración urbana, … ¿cómo fue posible? ¿quién era Joaquín Juan Dalac?
Nació en Valencia, tierra que respiraba por los cuatro costados. Nunca abandonó su simpático deje valenciano al hablar y por supuesto, su escrupuloso respeto de la receta de la auténtica paella.
De familia muy humilde y sencilla, su primera infancia discurre a lo largo de la guerra civil viviendo en una masía, en plena montaña de las tierras de Castellón. Infancia dura, estudiando día y noche para terminar sus estudios de bachillerato que culmina con Matrícula de Honor.
Ingresa en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos tras tres años de oposición -magnífica marca en aquella época-, y consciente de la situación económica de su familia pronto se pone a dar clases particulares para obtener unos modestos ingresos que ayudaran a aligerar el esfuerzo económico de su familia.
En esta etapa de su vida cultiva tres virtudes esenciales que explicarán posteriormente su progresión: reciedumbre ante la adversidad, pundonor para dar lo mejor de sí y humildad para aprender día a día.
Tras terminar sus estudios en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, en 1960 inició su andadura profesional en RENFE como encargado de renovación de varios tramos de vías de los ferrocarriles españoles.
En 1961 se casa con Mariángeles, reina y señora de su corazón. No tuvo otra bandera, caballero de corazón indiviso, totalmente entregado a ella. De corazones tan grandes y generosos nacimos siete hijos, de los cuales cuatro son mujeres, mayor en número a los varones y, sin exagerar un ápice, mucho más virtuosas.
Su familia que comenzó a crecer en 1962 no ha cesado, habiendo recibido 30 nietos y 5 bisnietos. Todo ello manteniendo con firmeza el pulso que le exigían sus altas responsabilidades profesionales.
Así, podemos destacar algunos apuntes profesionales.
En 1962, dio el salto a la actividad portuaria, incorporándose como Jefe de Sección de Proyectos y Obras del Puerto de Barcelona y ascendiendo dos años después al cargo de Subdirector, formando parte del equipo de Gonzalez Isla que desarrolló las infraestructuras de la gran expansión hacia el Sur, para las nuevas tecnologías de los tráficos de contenedores y gases licuados.
Paralelamente a su actividad profesional, en 1966 se doctoró como Ingeniero de Caminos.
En 1974, fue nombrado director del puerto de Tarragona, cargo en el que logró situar al puerto en el segundo puesto del ranquin de los puertos del mediterráneo español, como resultado de numerosas obras y mejoras que impulsó como el nuevo Dique Rompeolas, la ampliación de los muelles de Levante y Aragón, la introducción de la grúa pórtico de 16 toneladas o la recuperación del hermoso Faro de la Banya.
Junto al arquitecto José María Garreta, diseñó el que sería nuevo edificio de la Junta de Obras del Puerto de Tarragona, de excepcional concepción vanguardista en su forma, volumetría y distribución interior.
En 1985 es nombrado director del puerto de Gijón, el de los Very Large Cargo Carriers, que acumularía después el de Avilés. Pasa así de la cuenca mediterránea de toda la vida y un mar de bolsillo, a otro difícil de embridar, con mareas de 4,50 metros, olas significantes de 18,50 metros y ondas de resaca de 11 segundos de periodo.
Bajo su dirección se hizo la playa artificial de Poniente y se acondicionó la de El Arbeyal, así como sus paseos; se trasladó la cofradía de pescadores a El Musel dejando el muelle local para embarcaciones deportivas; se construyó el Dique Príncipe de Asturias; y se creó la terminal de graneles sólidos.
A lo largo de su trayectoria ha acumulado otras distinciones y cargos como: Vocal del Comité de Derecho Marítimo de Barcelona en 1969.1974, Encomienda de la Orden del Mérito Civil en 1974, Decano en Cataluña del Colegio de Ingenieros de Caminos entre 1966 y 1974 y, desde 1994 desempeñó el cargo de Primer Delegado de la Sección Española de la Permanent International Association Navigation Congresses y fue elegido en 1994 Vicepresidente Internacional de la misma.
En esta segunda etapa de su vida, Joaquín siguió creciendo y madurando, un proceso que nunca se detuvo en él, cultivando más virtudes: magnanimidad con su familia, ejemplaridad en su conducta y honradez en su quehacer.
En 2000 cesa su actividad profesional en el mundo portuario y emprende una nueva aventura, al estilo de Carl Fredricksenl (protagonista de la película Up), cuando decide fijarse nuevas metas. El propósito era reactivar una vieja finca rústica a las orillas del río Mundo, cerca del punto donde entrega su caudal al río Segura. Había que rehabilitar una casa de 1625, poner a rendir bancales de tierra abandonados, levantar casas de pastores derruidas, reparar acequias de riego abandonadas y otros trabajos duros y silenciosos que solo los amantes del campo asumen y acometen con audacia y tenacidad.
En esta tercera época de su vida frecuenta el trato y la amistad con personas sencillas, laboriosas, gente honrada y trabajadora, la de toda la vida. En el campo, en los pueblos, no hay sitio para otra casa si no para encontrarse cara a cara, sin prisa, con tiempo para ahondar en la vida.
Y como hilvanando toda su vida, su inquebrantable fe católica y su inextinguible deseo de darla a conocer a los demás.
Las aficiones y hábitos de vida que cultivó son numerosos, todos ellos frutos de una grandiosa. Amante de los paseos por el campo, de la montaña (más de 50 ascensiones a las cumbres de más de 2.000 m en Asturias), de los perros (su queridísimo Preto), de inventar soluciones para toda clase de averías en casa. Pasión por la caza, el tiro al plato y por la pesca. Lector y amante de la lengua española y de nuestra brillante literatura. Entendido y aficionado al cine (C. Eastwood, Kurosawa, F. Capra, A. Hitchcock, …), del flamenco y de mil cosas más que mi memoria recuerda.
Posiblemente estamos ante un genio y figura de su tiempo, en todo adelantado a la sociedad en la que vivió, consciente de que sus muchos dones Dios se los había entregado para ponerlos al servicio de los demás.
Joaquín Juan-Dalac Fernández
Joaquín Juan-Dalac
1933-2023
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Casado, católico, 7 hijos, 30 nietos, 5 bisnietos